¿Por qué un blog? ¿Por qué tantos? Quizá porque él me lo prohibió y cuando desapareció quise hacer todo lo que me dijo que no hiciera. Para decir -sin decirlo, exactamente- lo que estaba detrás de mis ojos y que tenían que saber para amarme con coherencia y poder decirles que se lo advertí, que qué esperaban de esta enferma. Quizá porque mi forma de entenderme es escupirme por la boca, destrozarme en el poema y devolverme al mundo no más limpia pero sí con cierto sabor a sangre, tal vez un poco más cerca de la justicia.
A veces para que me quieran. Para que no se atrevan a quererme.
Pero ahora. Ahora. Dudo de todos los lugares. No dejo de huir, de atragantarme.
Ni siquiera he sido capaz de despedirme. De este lugar, de esta ciudad (quiero decir de aquella. Maldita perspectiva). No he podido justificar el silencio, decir que lo que pasa con esta ciudad es que está hueca por dentro.
Os debo una, a los que os quedáis, los que me leéis quién sabe por qué. Una más, os debo.
Si me decís dónde, no os perderé de vista.
Pero esto se acaba.
Game over,
y no hay partida nueva.
entre-parentesis_@hotmail.com